Cada vez pasamos más tiempo distraídos, ensimismados y aislados.
Un sentido de aislamiento que es reforzado por la cultura circundante, cada vez mas individualista, y que tiene efectos considerables en la atención y la capacidad de relacionarnos con los demás.
El uso masivo de la tecnología y la realidad virtual aumentan las experiencias disociativas y disminuye el sentido de presencia de la gente en la realidad real.
El espacio común de lo real desaparece y da paso a un torbellino de burbujas privadas, en las cuales cada uno construye su realidad a medida, su propio universo donde el protagonista es él mismo.
